‘First Dates’: Irene creyó que se iba a morir “hasta que conocí el Satisfyer”
‘First Dates’ se ha convertido en uno de los programas con más éxito de los últimos tiempos y, siendo honestos, no es para menos. Es una oportunidad única para descubrir nuevos rostros y, sobre todo, sus personalidades. Todos ellos llegan al restaurante más famoso de la televisión dispuestos a encontrar a su media naranja.
Un ejemplo lo encontramos en Irene que, desde un primer momento, no tuvo ningún tipo de reparo en mostrarse tal y como es. La auxiliar de veterinaria quiso desvelar a Carlos Sobera un complicado capítulo de su vida sentimental: “Cuando me dejó mi novio pensé que me iba a morir, hasta que conocí a mi nuevo mejor amigo, el Satisfyer, porque con eso no necesito nada más”.
Por si fuera poco, la joven de 26 años añadió algo más: “El mundo se va a acabar en 2050 y vamos a morir todos ‘quemaditos’. Creo que esto ya ha pasado, que el mundo ha evolucionado hasta estos niveles y que lo hemos explotado de tal manera que estallará y volveremos a empezar”. Unas declaraciones que, como era de esperar, dejaron a Carlos Sobre realmente sorprendido.
¡Pues nada! ¡Ya nos podemos ir a la cama entonces! ¡Vaya espíritu, Irene! 😅 #FirstDates7E https://t.co/x6IbzaH1tz https://t.co/fFe72adqfj
— First Dates (@firstdates_tv) January 7, 2021
Irene llegó a ‘First Dates’ calificándose como “una persona muy normal”, aunque reconoce que “en ocasiones estoy muy feliz cuando me levanto y otras, no sé por qué, estoy muy triste”. Es entonces cuando llegó al restaurante Víctor, de 30 años. El comensal, entre otras cuestiones, aseguró que “los calvos siempre estarán de moda”.
Por si fuera poco, añadió: “Habrá épocas que haya tupés u otra cosa, pero un calvo o un rapado seguirá ahí. Y si tienes barba, que es lo que se lleva ahora, mejor”. Víctor, tirando de sinceridad, aseguró que cuando ha entrado al restaurante “me he dado cuenta de que Irene ponía un gesto raro, no sé qué quería decir”.
Después de esa primera toma de contacto entre Víctor e Irene, pudimos observar cómo él tenía razón en sus palabras. Y es que la auxiliar de veterinaria confirmó que “soy una persona muy expresiva y, cuando le he visto, se me ha notado que no me ha gustado nada”. Aunque la primera impresión para ella no fue buena, lo cierto es que esa sensación fue cambiando conforme avanzaba la cita. Tanto es así que, en la decisión final, los dos quisieron tener una segunda cita.
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